Pero, ¿no te cansas? Tiene que
ser agotador seguirme a todas partes. No puedes imaginarte lo cansado que estoy
de decirte que te largues. Deja de meterte en mis sueños, ¡cotilla! De retenerme despierto a altas horas de la noche. Y de
aparecer en canciones cutres de radio, de hablar a través de las fotos de la pared y de salir en los días
del calendario.
Que los cafés con hielo y dos
bolas de vainilla eran mejores antes de que tú llegases. Pero no. Me vacilas, y
lo sabes. A veces parece que te vas a ir pero al final nunca acabas
marchándote.
Intenté matarte, ¿sabes? Lo
intenté, de veras. Pero por alguna extraña razón no lo consigo. Es frustrante. Aún
tengo esa costumbre de cruzar la esquina y estar convencido de verte
esperándome en aquel banco como antes. ¿Por qué te empeñas en quedarte?
Yo ya no sé si llamarme loco, o
cuerdo, o paranoico, o simplemente llamarme. Sólo quiero que te vayas. Han
pasado ya ocho meses y yo todavía sigo viviendo aquel noviembre. Una y otra
vez. Por favor, vete. Hace frío, y aún pienso que eres tú sin avisar que viene a recorrer mi
espalda con las yemas de tus dedos, pero al final sólo son delirios. Que te vayas. Hasta
el reloj me lo dice. Siempre que miro, siempre son las cuatro y siete.
Cuatro y siete. Y tú. Siempre tú. Maldito recuerdo, ¡deja de acosarme! Ella ya se fue, y ahora yo sólo quiero que tú también te marches.
Vaya, veo que voló la entrada filosófica, me llama especialmente pues soy un apasionado de la filosofía, que intenta inventarse el tiempo para recorrerla como aquella carrera que nunca hice ni haré jajaja.
Quiero darte las gracias, probablemente seas la única que realmente haya leído la mayoría de mis textos y lo aprecio un montón.
Y doy palmadas con las orejas al descubrir la alegre sorpresa de tus nuevas palabras, nuevo tiempo para el sueño de tu inspiración. Antes dormía y ahora vuelve a soñar.
Sabes, estoy muy alegre porque el pasado Sunday subí a la montaña de nuevo tras medio año de retiro urbano. La paz de la natura estaba intacta como si siempre hubiera existido, la cumbre de la montaña estaba plena de furiosos vientos que glorificaban el presente. Los oídos se engañaban pues el roce del aire rápido surcando los entramados del bosque simulaba el sonido del mar. Y el Sol arriba, haciendo de oro el paisaje y la distancia, en el horizonte, haciendo azules en lo remoto.
No sé porque te cuento esto xD, creo que tengo la sensación de que te interesa.
http://www.youtube.com/watch?v=C6eFcCL-Ync
Tu texto...Esa legión espectral de sombras de pensamientos, rastros de los seres que nos desnudaron el amor. Amor, origen, que está en todo de una manera profunda y silenciosa.
Cuando llega la hora y se rinde el vínculo ante un adiós, eso que nos dio, eso que nos enseñó, ese nuevo mundo que brindará por siempre en la mirada, sigue ahí y mientras que creamos o queramos sentir que eso es él o ella o ello, más larga será la sombra del recuerdo que las luces del mundo.
Un abrazo asincrónica sincronia.