Hace poco, me percaté de algo importante. Descubrí que no merece la pena luchar por algo que en vez de dar paz da guerra. Por algo que enfrenta, por algo que hace daño. Me di cuenta de que, hay cosas, que por mucho que las deseemos con todas nuestras fuerzas, no se hacen realidad. Me percaté de que nunca podría hacer un pacto con el tiempo por mucho que yo quisiera, pues este se transformó en cazador cuando menos lo esperaba.
Ya no soy tu cómplice, ya no soy la persona que quedó fascinada por el diablo. Ya no soy la sombra sonriente que se confundía con la noche en aquella ventana. Ya no soy el duende que guardaba tus recuerdos, ya no soy las palabras con las que antes te dormías. Ya no soy la nota más aguda de tu perfecta sinfonía. Ya no soy la lluvia que empañaba los cristales de tu mente, ni tampoco soy ya la luz que se colaba entre los barrotes de tu cárcel.
Ya no soy el aire que respiras. Ese aire que en vez de aprisionarte te hacía flotar. ¿Notas ahora cómo empiezas a ahogarte? Pides ayuda pero, ¿quién te escucha? Tu voz se pierde, tu voz quebró. Te observo mientras tu pecho empieza a convulsionar. Quizás no sea aire lo que te falta, quizás sea otra cosa muy distinta lo que te ahoga.
Conseguiste matar al pájaro de alas blancas que surcaba tu cielo ahora teñido de rojo. Lo hiciste y no necesitaste ayuda. Estúpida ave presa del destino, estúpida ave presa de mentiras que olvidó los riesgos que corría. Tú la mataste y lo hiciste tomándote tu tiempo. Ahora, tú, asesino de lo que un día te hizo sonreír, soportas la agonía a duras penas. Porque débil eres, y débil serás siempre.
Esperemos que ese sentimiento perdure en el tiempo x) tal vez algún día de estos haga algo especial para ti en mi blog... (a ver si así me miras alguna vez jajaja) ;)